A pesar de que se ha evolucionado en el reconocimiento de las diferentes orientaciones e identidades de género, todavía existen personas que se confunden en el tema y terminan metiendo a todos los que no son heterosexuales en el mismo saco. Para explicarlo mejor, vamos a apoyarnos en las siglas LGBTIQ+ y su significado respectivo:
LGB: lesbianas, gays y bisexuales. Son personas que se sienten atraídas, física o emocionalmente, por gente de su mismo sexo y de ambos en el caso de los bisexuales.
T: enmarca a varias categorías. En primer lugar tenemos a los transgénero, aquellos que se sienten del género contrario. En segundo lugar a los transexuales, individuos que han modificado su cuerpo y se han medicado para cambiar de sexo y, en tercer lugar se encuentran los travesti, los que se visten y comportan como si fueran del género contrario, ya sea en público o en privado. Cabe acotar que los que se travisten no son necesariamente homosexuales.
I: intersexuales, los que nacen con genitales de hombre y de mujer al mismo tiempo. En algunos casos presentan una combinación de cromosomas que les impide asignarles un sexo determinado.
Q: queer, los que quieren vivir sin ningún tipo de etiquetas y vivir su orientación e identidad sexual de forma libre y sin ser discriminados por ello. Todo lo relativo a queer busca un mundo de igualdad y sin fronteras donde cada quien pueda ser tal cómo es.
+: el símbolo + abarca colectivos como los pansexuales y omnisexuales (los que se sienten atraídos por personas independientemente de su género, también pueden tener interés amoroso o físico por los que no se consideran ni hombres ni mujeres), a los demisexuales (los que requieren conocer muy bien a una persona para que les guste) y a los asexuales (los que no tienen nulo interés por la actividad sexual).
Como sexóloga clínica y como ser humano brindo todo mi apoyo y solidaridad a todos los integrantes de la comunidad LGBTIQ+. Unidad en la diversidad