Todas las relaciones de pareja van evolucionando con el paso del tiempo, estas etapas están bien definidas y tienen sus características propias. Por ejemplo, no nos sentimos igual después de tener algunos años con una persona que durante los primeros meses. La cuestión no es que se sienta más o se sienta menos, simplemente se siente y se vive diferente.

Así como todos cambiamos, crecemos, maduramos y aprendemos de nuestros fallos y aciertos, así pasa con las relaciones. Conocer cada etapa nos aporta una seguridad que nos ayuda a disfrutar al máximo cada momento con la persona que elegimos para compartir nuestra vida. También, es muy útil para superar conflictos, diferencias y sentimientos encontrados.

Las etapas de las relaciones de pareja son las siguientes:

Enamoramiento

Es la etapa de las llamadas “mariposas en el estómagos”. En este momento sentimos deseos de permanecer la mayoría del tiempo con la persona amada. El deseo y la pasión están en su máximo esplendor, así como la creatividad para procurar sorprender a la pareja o pareja potencial.

Lo común es poner toda la atención en las cosas que tenemos en común, opacando por completo las diferencias de una forma bastante idealizada.

Debido a la magia propia de este momento, el entendimiento es el denominador común y las discusiones y conflictos una rareza.

Esta etapa es muy especial, romántica y apasionada. Es muy emocionante descubrirse el uno al otro.

Conocimiento

 El enamoramiento más idealizado da paso al conocimiento íntimo y profundo de la pareja. En esta etapa entran en escena las diferencias y particularidades y esto puede ocasionar los primeros conflictos.

Nos empezamos a mostrar cómo somos en realidad, la idealización da paso a un encuentro mucho más real.

Convivencia

La pareja queda establecida como tal. Después de un período de conocimiento mutuo donde se han proyectado teniendo una vida en común, ambos deciden compartirla.

Es normal que la actividad sexual descienda gracias a la rutina, la vida laboral, las responsabilidades y las cargas económicas. El amor se expresa de una forma más tranquila. La relación se estabiliza y se basa en la confianza, la aceptación de las diferencias y afines.

Los primeros problemas empiezan a surgir por las diferentes maneras de abordar las diversas situaciones que se van presentado. Para sobrevivir con éxito esta etapa es necesario aprender a negociar y a buscar acuerdos.

Autoafirmación

Luego de desear compartirlo todo, las necesidades individuales empiezan a cobrar mucha más relevancia. Es positivo tener actividades por separado que puedan ayudar a que la convivencia se fortalezca. Es común que en el período de autoafirmación aparezcan problemas debido a las crisis emocionales y psicológicas no relacionadas a la pareja que no han sido resueltas.

Reencontrarse consigo mismo, luego de haber estado centrado en la otra persona, causa que muchas necesidades individuales que estaban latentes vuelvan a surgir.

Crecimiento

La relación se torna mucho más estable y madura. Se toman decisiones como, por ejemplo, tener hijos. Reaparece de nuevo la ilusión, la emoción y el entusiasmo por estar juntos en ese proyecto encabezado y creado por ambos.

Adaptación

la vida es algo muy dinámico, si la pareja se adapta a los cambios se termina de consolidar y madurar, sino se acaba la relación. En esta etapa se cuestionan los diferentes valores individuales y compartidos. Los nuevos intereses como la jubilación o la independencia de los hijos pueden afectar la relación.

Esta etapa es de reencuentro tanto consigo mismo como con la pareja, las responsabilidades y las cargas de la vida son menores y ya retirados es posible centrarse en la otra persona y compartir nuevos proyectos. Contrario a lo que muchos piensan, es posible revivir el inicio de la relación ya a estas alturas.