Salir con una persona que tiene hijos no es complicado pero sí es diferente. El secreto es adaptarse a su dinámica de vida y a su agenda generalmente apretada. Es una realidad que este tipo de relaciones no son para todo el mundo porque requiere ciertos sacrificios para poder habituarse al ritmo de la madre o del padre soltero.  Hay que entender una cosa: en muchas ocasiones no serás el centro de su vida por razones obvias.

Si te enamoraste de una mujer o de un hombre que ha sido bendecido con un hijo, debes tomar en cuenta lo siguiente:

  • No hay espacios para dramas: no tienen tiempo para complicarse por problemas insignificantes, se enfocan en lo realmente importante y son poco tolerantes a las actitudes inmaduras. Generalmente piensan en futuro y buscan algo estable.
  • Es probable que siga en contacto con su ex: el hecho de que ya no sean pareja no significa que se haya roto su vínculo de padres. Hay que ser comprensivos y entender que el hecho de comunicarse e incluso que se vean en circunstancias especiales para el niño no significa nada.
  • Comenzarás con un papel secundario: sus hijos son el centro de su universo. Con el tiempo debes internalizar que esto no significa que no seas importante o que te esté desplazando.
  • Es alguien maduro y responsable: sus sentidos de responsabilidad y de organización son dignos de admiración. Son personas mucho más maduras que están más que claras que hay cuentas y recibos qué pagar. Nunca auspiciarán un gasto innecesario e impulsivo, todo lo contrario.
  • Olvídate de las citas y las visitas sorpresa: en muchas ocasiones te dejará plantado, pero no por mero capricho. Antes de salir contigo se quedará con su hijo porque se siente mal, porque tiene un partido, porque tiene que asistir a una reunión de padres y cualquier otra fecha importante. No te preocupes, siempre buscará una fecha disponible para compartir contigo.
  • Podrías no llevarte bien con sus hijos… O quizás te quieran demasiado: las reacciones de los niños son impredecibles. Puede que te vean como un usurpador o alguien que les está quitando la atención y el cariño de su mamá o de su papá. Es importante ser racional, separar las cosas y darles el tiempo suficiente para que te ganes su confianza.  Por el contrario, puede suceder que surja un amor a primera vista y terminen adorándote. En este caso lo importante es tener claro que esta relación no es un juego y más cuando la estabilidad emocional de los pequeños está en juego.
  • Tener intimidad puede ser MUY complicado: entrar en modo cariñoso puede ser difícil y más cuando están los niños presentes. Ya habrá oportunidad para demostrarle tu cariño…
  • Tu paciencia será puesta a prueba muchas veces: su falta de tiempo, las complicaciones de su vida, las rebeldías de los niños e incluso su relación con el padre o madre de sus hijos podrían llegar a afectarte, aunque no lo quieras. Lo más sensato es conversar de una forma muy respetuosa con la persona amada y serle lo más sincero posible. La comunicación es la base de toda relación.
  • Salir hasta tarde podría ser una rareza: el plan de viernes por la noche podría ser una cena en casa tranquilamente. Al haber tantas responsabilidades, salir de fiesta, bailar y beber hasta la madrugada podrían no ser planes muy habituales. Además, tener resaca no es una opción.
  • Son muy buenos resolviendo emergencias: siempre tendrán a la mano gel antibacterial, lápices de colores, un pequeño botiquín de primeros auxilios y hasta juguetes…
  • Acostúmbrate a los imprevistos: los buenos padres siempre están a disposición de sus hijos. Por eso, siempre pueden surgir emergencias. Sé flexible y procura no enfadarte por este tipo de cosas.

Ya sabiendo todo lo que significa tener una relación con alguien que tiene hijos, tienes que ser sincero contigo mismo y analizar qué es lo que estás buscando en tu vida sentimental. Si estás dispuesto a seguir adelante, a pesar de las dificultades, podrías llevarte una muy grata sorpresa.